El Diagnostico.
La Habana, Cuba. Año 2021
Yo no multiplico mis panes
ni nadie lo hace, como voy a levantarme de este camastro donde las piernas se
me enredan dentro de los huecos y jirones de las sabanas mil veces remendadas y
este colchón lleno de hendiduras que me hace caer una y otra vez de un lado a
otro de la cama; soy un saco de huesos con la piel pegada al espinazo. Ya no
recuerdo el olor del café ni de la leche recién hervida en las mañanas, para
que imaginar comidas que ya ni siquiera creo que existan; este techo despintado
y cayéndose me recuerda una vida de la cual no fui parte y los más viejos que yo la magnifican con lo
mejor que recuerdan. Entro al baño mugriento, no porque este sucio sino porque
todo esta viejo y roto, mi mujer lo limpia lo mejor que puede, con lo que hay
cuando hay, pero igual no me quejo para
que no piense que es contra ella. La llave
del lavamanos no funciona hace más de veinte años y por más que he intentado arreglarla, las
piezas no aparecen en las tiendas de comercio interior y en el mercado negro
cuestan una fortuna en una moneda que no es con la me pagan. Me remedio con un
jarro que cuelga del cubo del agua, miro cada esquina de esta pequeña
habitación y está llena de cubos de agua
recogida, me parece que vivo dentro de una película americana que vi gracias a
un socio donde los habitantes de la casa se
protegían de los extraterrestres
rodeándose de agua, pero si vinieran aquí
creo que me harían un favor, pues ya ni
los americanos van a venir a descubrir lo que quedo desde Colon hasta la fecha.
Busco el pedazo de jabón que me toca y mi mujer lo ha picado en pedazos , los ha
bautizado con el nombre de cada uno , ella dice - que cada
cual lo ahorre como quiera y se lave lo que le dé la gana pues ya bastante tenemos con lo que estamos
pasando para caer en lo mismo de los vecinos de al lado que los huevos tienen
escrito el nombre de cada uno de la familia
para que alcancen y hasta candado
le han puesto al refrigerador - allí sí que no hay quien controle- dice mi
mujer , pero yo no dejo de pensar que algo está mal porque de que control habla
sino hay nada.
Hoy no sé qué voy hacer, ya no aguanto a mi viejo esperando
el periódico y escuchando a Radio Reloj todo el día como si fueran a darle una noticia
diferente. A veces le grito y le digo – Apaga eso que te están comiendo el
cerebro- y él me ha dejado por loco, lleva años diciéndomelo
y hasta yo a veces dudo si estoy bien, pues en mis arranques la tomo con quien
sea y sin pelos en la lengua digo lo que quiero, pero él dice que eso no está
bien y comienza con la cantaleta que ya no escucho pues estoy aburrido del
mismo sermón. Mi viejo aún cree que esto tiene arreglo, le es difícil aceptar
que se equivocó, pues aún vive en el 59 creyendo que la culpa es de otros y no
de nosotros mismos. Sin embargo yo se aunque no lo diga ha comenzado a dudar. A veces me pregunto y qué culpa tengo yo que
voy a cumplir sesenta y tres y no he
visto otra cosa y no quiero seguir viviendo así, me da igual lo que él dice que
ocurre en otros países según el único noticiero que tenemos, sin embargo cuando veo alguna foto de un amigo que se marchó siempre todo parece mejor.
No tengo “pincha” el
puerto está prácticamente cerrado unos dicen que el bloqueo , otros que no
tenemos un kilo ni para pagar una aspirina pues se lo han robado todo y me
consuelo con ese pensamiento de tontos que es de muchos, olvídate de todo y
trata de sobrevivir, de momento un socio del barrio ha tocado a la puerta para
echar una partida de domino debajo del flamboyán que milagrosamente aun florece
en la esquina y si alguien trae una
botella que nos alegre el día todo estará, bien mientras no se forme una bronca o alguien
se emborrache, pues sino la chivata de
la cuadra terminara llamando a la policía, esa vieja loca y frenética de ideas revolucionarias que se
muere igual que yo, pero tiene más miedo, un miedo que la ha vuelto vil y con
sus bajezas solo busca algo a lo que asirse para que igual que mi viejo no
aceptar que los han engañado . Ya nadie la mira, más bien la evitan para no
desgraciarse la vida, pues ha hecho mucho daño con sus habladurías cuando la
visita el G2, total de qué orden habla o
quiere imponernos en este barrio
miserable si toda la isla se cae a pedazos; para nadie es secreto que su hija
se fue del país, decían que era puta y que de ella vivían. Pero a ella le convino
no verlo, comenzó muy joven cuando otra camajana mayor que ella la metió en eso, como presumía de tener una
mejor vida se la llevaba con el consentimiento de la madre bajo el pretexto de
que si unos amigos extranjeros, que si un "pary". Un día nada más que por joder algunos
comenzamos a preguntarle por la hija pues la dejamos de ver, de alguna manera
estábamos pendiente de ella pues con cierta envidia y curiosidad la
observábamos, solo ella vestía y olía diferente, alguien comento que dijo estar
en Santiago de Cuba viviendo con unos tíos mayores que le dejarían su casa.
Pero al tiempo supimos por el mensajero
del correo que le había llegado una
carta del extranjero con el remitente de la hija. Ella nunca quiso admitir que
la hija tampoco estaba de acuerdo con el gobierno y aun me pregunto muchas veces cómo no se le revienta el hígado cuando se
sienta a la mesa sabiendo a que se dedica su hija , yo no podría hacer eso ni aunque quisiera ,
aunque el olor a carne guisada se me cuele por todos los huecos de este
bajarete y me retuerza las entrañas, aunque el único pan que me toca se lo dé a
mi padre enfermo diciéndole que me cae mal por la harina y tenga que repetirle
a mi hija una y otra vez que estudie que algún día las cosas serán diferentes y
vera el fruto de sus esfuerzos, pero ya mi hija dejo de creerme, se lo veo en los ojos que me clava
desafiante cada vez que trato de hablarle y me contesta enojada y sincera, y entonces
comienza hablarme de derechos humanos, de que nos han engañado, que la historia
no es como la cuentan etc. Siento miedo que se marche o me la metan presa como a
los muchachos del 11 de Julio que hoy se pudren en la cárcel, y estoy
paralizado y no sé qué decirle. Creo que
estoy loco no puedo dejar de pensar que estoy atrapado y que me vigilan, no
solo a mí, a todos, por eso prefiero hablar lo menos posible, nunca sabes quién
es quién, ando farfullando todo el día y mi familia sé que comenta a mis
espaldas que no estoy bien de la cabeza, lo que encaja con lo que dice mi viejo.
Mi mujer dice que vea al médico de la familia
pero yo no quiero, para mí se ha convertido en el yerbero del barrio pues no
tiene con qué diagnosticar y mucho menos con que curar. Ella dice habla con él
y cuéntale que te sientes, pero como voy hablar y decirle lo que pienso, capaz
de que trabaje para la seguridad del estado pues está pensando en irse a
trabajar a no sé qué país donde le pagan una miseria y el resto de su salario
se lo que queda el gobierno. Una idea fija se apoderado de mí, y es que quiero irme,
quiero escapar y la idea me consume
todas las noches cuando puedo poner la cara que me da la gana porque nadie la
ve, pues quitan la electricidad. A oscuras me imagino escapando de diferentes
maneras y una imagen que anula todo lo demás crece y crece y me veo victorioso
desde otro lugar que imagino casi perfecto llamando a mi familia y diciéndole
lo logre. Pero luego cuando la electricidad regresa o el calor sofocante comienza a formar parte
de la travesía y me veo otra vez entre
las paredes descascaradas y las ventanas rotas, un estado de ansiedad creciente
se apodera de mí y entonces grito y grito cualquier cosa que luego apenas
recuerdo. Mi mujer intenta calmarme y me trae agua – baja la voz por favor, que
van a venir por ti - me dice muy bajito
como para que le preste atención, –
cálmate no eres el único- y comienza a contarme de otros vecinos que están
peor, que han terminado presos o desaparecidos, y esto no me sirve pero al
menos sé que aun nada me impide correr tras un sueño.
Hoy en la tarde y sin
ningún previo aviso me ha dicho – Vístete y ponte lo mejor que encuentres que
vamos a ver a un buen médico en el cual
puedes confiar, el atendió a la hija de Josefa y mira donde esta; como niño sin
decisiones propias me arrastra de su
mano por las calles que apestan a basura y están llenas de ratas, veo los balcones cayéndose y los vamos evitando hasta
llegar a la calle Zanja casi desierta de autos y comercios. Una mujer tirada en un portal
ensena sus partes íntimas bajo los efectos del alcohol sin importarle si
amanecerá al otro día, para ella ya se
borró el mañana pienso. Las paradas de
buses repletas de gentes impacientadas por el calor asfixiante de la tarde esperan la llegada de uno de esos buses que ya
no tienen ni números ni rutas , se acostumbran adivinar o le preguntan a otros
que ya adivinaron para donde van, es como este país . Mi mujer tira de mí para
seguir caminando, -no vamos a esperar el bus- me dice , el camino es largo para llegar al Vedado y me va explicando que el médico que me va a ver tiene una consulta privada y que solo ve a pacientes recomendados - no le comentes a nadie- insiste - pues le
quitan el título-. Yo no estoy seguro de que es el título pero igual voy, quizás
me salve de esta desesperación y logre poner mis ideas en su lugar, pues ni las
tizanas, ni oraciones han hecho efecto.
Hemos llegado a 23 y 6 un
edificio que en su día debió ser elegante y hoy nos espera bajo un color gris
desteñido y los espacios vacíos de antiguas placas de doctores y consultas. Ya
no funciona el intercomunicador y como no tenemos teléfono celular esperamos
que alguien venga para poder entrar pues no queremos llamar la atención pegando
gritos desde la acera. Finalmente un hombre que no llega a los cuarenta nos
recibe en una sala destartalada y enciende un cigarro casi al unísono, me hace pasar a una habitación atestada de
cosas viejas mientras mi mujer se queda asomada al balcón que da a la calle 23
casi desierta a pesar de la hora del día.
El medico comienza
preguntándome - Y bien – indicándome un
asiento de madera de los años 50 – ¿qué le trae por aquí? Su esposa me comento
que no se sentía bien.
-
Bueno, - le respondí - no sé cómo
llamarle pues no me dijo su nombre …
-
me llamo Cesar , doctor Cesar …
-
Bueno doctor Cesar es que yo tengo una
idea fija que no sé cómo empezar y me
agobia día y noche.
Y ahí comencé a hablarle
de mi niñez llena de penurias y esperanzas, mis problemas con el viejo, la
escuela, el trabajo, mi mujer, mi hija, mis sueños, pero el apenas me miraba y
cuando lo hacía parecía perderse en sus propias cavilaciones mirando muy por encima de mi cabeza la
delgada línea azul del mar que se distinguía a lo lejos a través de la ventana situada
detrás de mí. El tiempo paso y de pronto sentí un pensamiento que me decía qué
necesidad tienes de hablar tanto
con este hombre que acabas de conocer , hasta que hice silencio y desee estar con los míos cuando vi las primeras y escasas luces de la noche aparecer sobre una ciudad extendida como un
manto negro.
Entonces el medico ante mi
silencio repentino y como si por primera vez me hubiese visto me
dijo – yo sé lo que le pasa y
para eso no hay medicamentos, - ¿usted
quiere saber lo que tiene?
-
Por supuesto Doctor – le respondí
-
Lo que usted tiene es un problema de
Narcisismo -
-
¿Narcisismo doctor, que es eso?
-
Que usted solamente piensa en sí mismo.
-
¿En mi solamente doctor?-
No pude creer lo que
escuchaba el enojo y el miedo me
impulso a levantarme bruscamente y saliendo de aquella habitación sin mirar hacia
atrás tome a mi mujer de la mano y bajamos
aquellas escaleras casi saltando, mi
mujer me preguntaba, tomando mi mano con fuerza intentando frenarme – ¿qué paso?, ¿pero qué paso?- solo pude decirle casi sin aliento
-
Nos ficho la G2, te lo dije que no te
fiaras.
Nota: G2 significado: Dirección de
Inteligencia del Gobierno Cubano